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Las capacidades cada vez mayores de la inteligencia artificial (IA) generativa, especialmente de ChatGPT, ha provocado cambios drásticos en el ámbito jurídico. De manera similar a lo sucedido con LegalZoom, la IA generativa sirve de ayuda en algunos servicios que, en el pasado, solo podían ofrecer los abogados. Por ejemplo, es posible solicitar un asesoramiento jurídico básico a ChatGPT. Como se expone en este artículo, incluso los propios abogados emplean ChatGPT para redactar resúmenes. La herramienta también ha ayudado a los abogados a ser más rápidos y eficientes en su trabajo, ya que se encarga de la investigación inicial y de la redacción de los documentos. Sin embargo, en algunos contextos de la traducción jurídica, la IA generativa no se puede (y no se debe) emplear, al menos, sin cierta supervisión por parte de una persona con experiencia. Le presentamos cuatro motivos por los cuales la traducción realizada por IA debería mejorar los servicios de traducción jurídica, pero en ningún caso sustituirlos.
En muchos casos en los que es necesario traducir documentos jurídicos, por no decir en la mayoría, es fundamental que el proveedor de la traducción sea responsable jurídicamente de la calidad de su producto. Este estándar legal y ético contribuye a proteger a todas las partes implicadas en asuntos jurídicos. (Nota: Si realiza una consulta jurídica en ChatGPT, este le indicará que es «poco ético» facilitársela, aunque dicha información sea precisa. ChatGPT ofrece este descargo de responsabilidades porque la herramienta no es ningún abogado, una figura que sí tiene la obligación y la responsabilidad de ofrecer un buen asesoramiento jurídico). Aunque la IA generativa puede ayudar en las tareas de traducción, para poder garantizar su integridad y su precisión, es imprescindible la presencia de uno o varios revisores humanos que se responsabilicen de la información incluida. La IA generativa no puede:
Aunque la traducción realizada por una IA puede y debe adoptarse como parte del proceso de traducción jurídica, es necesario recurrir a una empresa de traducción para satisfacer los requisitos de responsabilidad necesarios en las traducciones jurídicas. Fundamentalmente, hay dos formas de obtener una traducción jurídica con fines oficiales.
Traducción jurada. Esta denominación implica que la traducción se ajusta a ciertos criterios oficiales en relación con determinadas circunstancias legales, requisitos gubernamentales o fines administrativos. (En ocasiones, una traducción jurada puede ser opcional, pero es posible que algunos tribunales y bufetes de abogados prefieran emplearlas). Los criterios que debe cumplir una traducción jurada varían de un lugar a otro, pero, por lo general, exigen que el traductor disponga de la acreditación de «traductor jurado» concedida por un tribunal o un órgano gubernamental. En algunos procedimientos, es posible que tengan que prestar juramento o realizar una prueba. El proceso para la obtención de una traducción jurada determina quién es la persona responsable en caso de que una traducción sea errónea o problemática: el traductor. Actualmente, se exige el uso de traducciones juradas en distintas circunstancias legales en los siguientes países:
Traducciones certificadas. En determinados contextos jurídicos, los tribunales y los juzgados de todo el mundo pueden exigir la presentación de «traducciones certificadas». A menudo, para certificar una traducción, el traductor deberá dar fe de la precisión de la traducción. Este proceso suele implicar que el traductor asumirá su responsabilidad en caso de que la calidad de la traducción no sea lo bastante buena. El traductor podrá considerarse responsable en caso de que un documento no se haya traducido con precisión. En las situaciones más extremas, el traductor incluso podría ser acusado de perjurio, negligencia o desacato al tribunal, en caso de que haya traducido un documento de forma incompleta o poco precisa. Cuando una empresa de traducción como Lionbridge ofrece una traducción certificada, se hace responsable de la calidad del resultado final, y esto incluye la elección del traductor más cualificado para ocuparse del documento y la realización de todos los controles de calidad necesarios tras la traducción, entre otros procesos.
A la hora de realizar la traducción jurídica de materiales complejos, la capacidad para razonar es un elemento indispensable. Existen miles de factores por los cuales una IA generativa sencillamente no puede razonar como lo harían los traductores o revisores humanos especializados en el sector jurídico. Estos son algunos:
La IA generativa no tiene capacidad para pensar de manera crítica; simplemente, reproduce como un loro lo que ha aprendido. Un prestador de servicios de traducción jurídica acreditado, como Lionbridge, puede entrenar una tecnología de IA generativa con una base de conocimientos jurídicos relevantes. Después, puede recurrir a esta tecnología para obtener ayuda con una traducción jurídica. Las empresas de traducción pueden, y deben, emplear la IA generativa para conseguir un proceso de traducción jurídica más eficiente, especialmente cuando los volúmenes de trabajo son elevados. Sin embargo, para realizar de manera precisa traducciones jurídicas sobre un tema complejo (en especial, en diferentes idiomas o países), es esencial incluir en el flujo de trabajo a un traductor o revisor humano especializado en el sector jurídico que esté preparado para responder a la infinidad de factores complejos que influyen en la traducción jurídica, especialmente cuando el contenido y las circunstancias resultan complejas e implican a múltiples países, lenguas, sistemas jurídicos, culturas, etc.
La meticulosidad y la precisión son elementos básicos sobre los que se sustenta una traducción jurídica eficaz. En algunos documentos oficiales presentados en un contexto judicial, los revisores humanos pueden ser esenciales para garantizar la precisión de las traducciones jurídicas, puesto que la IA generativa, en ocasiones, puede ofrecer información incorrecta. La IA generativa posee una sólida trayectoria a la hora de realizar traducciones correctas; sin embargo, se sabe que, ocasionalmente, genera errores, y en una traducción jurídica, un pequeño error puede traer consigo problemas devastadores. Por ejemplo:
Un revisor humano que trabaja para una empresa de traducción como Lionbridge puede detectar y corregir los errores, o «alucinaciones», cometidos por la IA generativa. Estas alucinaciones se producen debido a que la IA generativa, a veces, malinterpreta las instrucciones o las peticiones del traductor. En respuesta, produce un resultado que no es real y que tampoco se corresponde con la información con la que se entrenó la tecnología. Aunque hayan sido entrenados y programados de manera impecable, los algoritmos de IA seguirán produciendo lo que se conoce como alucinaciones de vez en cuando.
Además de las alucinaciones, es importante tener en cuenta que la IA generativa todavía no está perfectamente entrenada ni preparada para traducir todas las lenguas. Si bien es cierto que puede traducir con destreza los idiomas con más hablantes, todavía no ha «aprendido» los menos habituales, al menos, no con el nivel de un hablante nativo. Es esencial contar con un revisor humano a la hora de realizar traducciones jurídicas para un idioma que la IA generativa todavía no ha aprendido por completo. En conjunto, las alucinaciones de la IA generativa y su falta de comprensión total de algunos idiomas hacen que las empresas de traducción y su experiencia sean cruciales en el proceso de traducción jurídica.
A pesar de que la IA generativa puede conseguir que la traducción jurídica sea más eficiente y puede ayudarle a ahorrar costes, este sistema no posee ni la pericia ni la experiencia necesarias para ocuparse de las complejidades que entraña la transferencia de documentos jurídicos de manera segura y con arreglo a los requisitos. Normalmente, los documentos jurídicos deben estar protegidos frente a posibles «hackeos» y ciberataques. En EE. UU., el deber de confidencialidad exige a los bufetes de abogados la protección de los datos de sus clientes (principalmente, en relación con su representación). Otras leyes como el Reglamento General de Protección de Datos de la Unión Europea (RGPD) pueden influir en los procesos de intercambio y transferencia de documentos jurídicos. Además, las leyes de un país pueden impedir por completo la transferencia de algunos datos tanto dentro como fuera de sus fronteras (como sucede con la reciente Ley de Protección de Información Personal de China [PIPL]). Las empresas de traducción como Lionbridge cuentan con varias décadas de experiencia a la hora de desarrollar soluciones que permitan ocuparse de cualquier volumen de documentos y contenido jurídico de un modo seguro y conforme a la ley. La IA generativa puede ayudar a las empresas de traducción, pero no puede sustituir a un servicio de atención al cliente proactivo y fiable.
Otro aspecto que se debe tener en cuenta son los servicios de interpretación jurídica. Para garantizar la mejor calidad y reducir costes, resulta útil emplear el mismo proveedor de servicios lingüísticos tanto para las traducciones como para las interpretaciones jurídicas necesarias sobre un asunto. El proveedor de servicios lingüísticos puede garantizar que se utilizarán los mismos glosarios, documentos e información de base en sus servicios de traducción e interpretación. Esto puede ayudar a un bufete de abogados a lo siguiente:
La IA generativa puede ayudar a un proveedor lingüístico a realizar las tareas de traducción, pero no puede ofrecer un servicio de interpretación jurídica, especialmente, en pleitos judiciales con un alto grado de regulación.
¿Quiere obtener más información sobre todo lo que pueden hacer por su organización los servicios de traducción para documentos jurídicos de Lionbridge? ¿Necesita ayuda para satisfacer sus necesidades de traducción jurídica o interpretación? Tenemos varias décadas de experiencia y disponemos de nuevas e innovadoras tecnologías para adaptar nuestras soluciones de servicios lingüísticos a sus necesidades únicas. Póngase en contacto con nosotros hoy mismo.