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Esta es la duodécima entrega de la serie Tiempos de cambio de Lionbridge, una recopilación de comentarios de expertos del sector biomédico sobre los cambios que se están produciendo en el sector como resultado de la crisis de la COVID-19.
Mientras los círculos sociales bromean sobre la flexibilidad del «tiempo durante la pandemia», el coronavirus ha tenido efectos muy concretos en los plazos del sector biomédico. Hemos sido testigos de cómo se acortaban los períodos de aprobación, cómo se retrasaban los plazos de aplicación de reglamentos y cómo se aceleraba la adopción de nuevas tecnologías. Los intentos de ralentizar, tratar y prevenir la COVID-19 están convirtiendo las predicciones para el futuro médico y científico en la realidad del presente. El año pasado, el equipo de Lionbridge Life Sciences organizó una mesa redonda sobre las aplicaciones de la inteligencia artificial en el sector farmacéutico. Sin duda, esta tiene cabida en el desarrollo de fármacos y ensayos clínicos, ensayos que se han visto duramente afectados por las restricciones para viajar y la reticencia de los participantes. Y por lo que respecta al papel de la inteligencia artificial en el ámbito de los productos sanitarios y dispositivos portátiles, este ya está plenamente consolidado. Sin embargo, pensar en cómo se podría hacer un uso óptimo durante una pandemia mundial era solo una hipótesis, hasta ahora.
Una de las aplicaciones más evidentes de la inteligencia artificial en el sector sanitario es el bot de chat médico. Además de liberar a los profesionales sanitarios respondiendo a preguntas estándar, el bot de chat permite ahorrar tiempo y simplificar las vidas de los pacientes, ya que es una función «permanente» de una aplicación o servicio médico. Combinado con un historial médico electrónico, un bot de chat puede determinar si un paciente tiene mucho más riesgo de sufrir complicaciones por la COVID-19 y darle prioridad.
Además de la aplicación de triaje mencionada, que puede reducir el contacto innecesario entre los profesionales sanitarios y los pacientes, la inteligencia artificial también puede reducir el contacto realizando actividades básicas. Algunas tareas, como tomar el pulso o la tensión, se pueden «delegar» en los robots. (otras tareas incluso más complejas, como las cirugías, ya se realizan con ayuda de un robot). La inteligencia artificial también puede detectar infecciones antes de que los propios pacientes se lo indiquen a los profesionales sanitarios. En algunos hospitales se utilizan instrumentos de medición y seguimiento con inteligencia artificial para detectar y redirigir pacientes con fiebre u otros posibles síntomas de la COVID-19.
Los gobiernos locales, regionales y nacionales están haciendo un seguimiento de la propagación de los casos en un intento, a menudo inútil, de contener los brotes. El seguimiento del respeto de las normas de distanciamiento social y de las ordenanzas relativas a las mascarillas puede ayudar a las autoridades a detectar posibles rebrotes. Incluso los sitios web de redes sociales pueden utilizar la inteligencia artificial para frenar la desinformación, la cual podría influir en los consumidores y provocar el pánico entre ellos o un falso sentimiento de seguridad.
Póngase en contacto e infórmese sobre cómo podemos traspasar barreras juntos.